TIEMPO DE SEMBRAR BUENOS DESEOS

En los últimos días de un viejo y trajinado año que nos dejó momentos de intensa emoción, algunos sabores amargos y muchas oportunidades de aprender, crecer, y vivir, los mensajes de buenos deseos y augurios sobreabundan.

Daría la impresión de que el tiempo corre apresuradamente y nos urge completar esa lista de contactos, muchas veces olvidada, para hacer saber a nuestros amigos, parientes y conocidos, de nuestro afecto e interés por su bienestar.

Ante este fenómeno repetitivo, me surge una útil y oportuna idea: establecer, desde hoy, fechas fijas o aleatorias ( “a dedo”, “señalando el calendario al azar”, “días pares”, “una vez por mes”. etc.), en nuestra agenda anual.

Ese día marcado, oficiaría de recordatorio para releer el listado de aquellas personas con las que no compartimos el día a día, las que no vemos en meses o años y, sin embargo, son muy queridas.

La intuición, el recuerdo, la añoranza, la necesidad o el aprecio harán resaltar, seguramente, de entre la nómina, a ese alguien que esté necesitando un saludo, una palabra de aliento, una escucha activa, un buen deseo, una manifestación de cariño.

No obstante, mientras tomo mi flamante agenda, para determinar “cualquier día” de cada semana, de cada mes, como día clave para comunicar mi simpatía o estima a alguien, y a horas de comenzar el nuevo año, me uno a todos los que se esmeran en estos días, para hacer mías las siguientes palabras bíblicas y extenderlas como bendición para cada una de uds.

“Amada, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” 3ª Juan 1:2

Finalmente, estoy en condiciones de prometerme, porque ya tengo mis fechas designadas para los mimos, no esperar al próximo mes de diciembre para volver a expresar mis buenos deseos y bendición; y lo haré “porque sí”, “porque quiero”, “porque me hace bien”, “porque me gusta , y decido, sembrar amor y buenos anhelos, en cualquier época del año”