TIEMPO DE DETECTAR Y ERRADICAR NUESTROS HABITOS

Mi padre siempre llamaba amorosamente a su nietita de un año, con un nombre exótico: “chuncaquito”.

Este sobrenombre, a menudo era acompañado con la historia que explicaba su significado:

“Cuando íbamos con mis hermanos a pescar a la laguna, en Bolívar, donde nací y crecí, no teníamos plata para comprarnos botas, así que nos metíamos en el agua, a pescar ranas, con las alpargatas…. En la laguna solían haber unos bichitos… nosotros los llamábamos “chuncacos”, eran como unos insectos muy chiquititos que se nos metían en la piel... ¡Cómo dolía! ¡Cómo ardía! ¡Las piernas nos quemaban!

La única forma que teníamos de sacar a este intruso del cuerpo era arrancándonos la piel, y a veces eso no era suficiente… teníamos que clavarnos las uñas, o cualquier objeto, más profundo aunque eso significara arrancarnos un poco de carne…”

El relato de mi padre tenía como objetivo describir la estrecha relación que lo unía a mi hija, quien lo buscaba con sus ojitos traviesos y lo seguía ( y perseguía) a todo lugar donde él se dirigiera, para, finalmente, “adherirse” fuertemente a su abuelo en un abrazo, sin soltarlo.

En una reflexión mucho menos dulce, podríamos observar que ciertos “hábitos” actúan como “chuncacos”; se presentan como inofensivos, diminutos, pero terminan arraigándose, sin que podamos notarlo.

Cuando pensamos en hábitos, son fácilmente identificables la mentira, la queja, la envidia,  el pesimismo, los vicios ( todos ellos), el egoísmo, etc..

Sin embargo, prefiero reparar en aquellos “chuncacos” de apariencia inocente como:

“ la autodescalificación”, “ la crítica”, “ el falso testimonio”, “ los gestos poco femeninos”, “ las palabras inadecuadas”, “ el desorden”, “ el fingimiento”, “ la demanda excesiva”, “ la pereza”, “la pelea”, “ la descalificación”, “ la comunicación imperativa”,“ los celos” ,“ la dependencia”, “ el maltrato personal”, “ la hostilidad”, “la represalia”, “ el malgastar dinero”, “el malgastar tiempo”, “quejarse”, “ el abandono personal”, “la falta de higiene” , “el mal humor”, “la pasividad”, “ la frivolidad” "los caprichos" y “las afirmaciones autolimitantes”, entre tantos otros que socavan nuestro ser, “encarnándose”, lastimándonos y lastimando….

Queridas Mujeres:

Es tiempo de prestar atención y erradicar  los hábitos que, siendo extraños a nuestra naturaleza de mujeres cristianas, se van apropiando de nuestra esencia con la intención de instalarse, causando dolor, quemando y dañando todo lo sano, puro y vital que Dios ha creado en nosotras.